LA FELICIDAD ES UNA DECISIÓN!

Nos han vendido la idea de que la felicidad es una meta, un destino ... de que está ahí afuera, de que necesita ser encontrada, alcanzada o adquirida. Nos han dicho que si leemos, estudiamos, trabajamos, tenemos una familia y adquirimos cosas materiales, seremos felices. Pero de alguna forma, no lo somos. La mayoría de nosotros la hemos probado temporalmente en ocasiones cuando hemos tenido algunas experiencias nuevas o repetidas deseadas, como enamorarse o estar enamorado, adquirir un automóvil o una casa, casarse, tener un hijo, irse de vacaciones, obtener una promoción laboral, hacer algo emocionante, etc.; o a veces cuando nuestra salud, finanzas, trabajo y relaciones van bien. Pero la felicidad de alguna manera sigue siendo esquiva. A veces somos felices, y a veces no. Parece estar siempre un paso por delante. La mayoría de nosotros la hemos sentido, pero no la vivimos constantemente. El problema es que las virtudes como el amor, la felicidad, la paz, la alegría, etc. no residen fuera de ti, no se pueden encontrar ni adquirir, y no son una meta o un destino. ¡Son una decisión!

Había una vez un Maestro Budista Zen, que siempre estaba feliz, positivo, con una sonrisa y una buena disposición. Sus alumnos se sorprendían de lo feliz que siempre se mantenía, por lo que le una vez le preguntaron cómo podía estar tan alegre todo el tiempo. El maestro les dijo: “todas las mañanas, antes de levantarme, me hago una pregunta: ¿quiero ser feliz o miserable hoy? Lo que vivo a diario es la respuesta a esa pregunta. ¡Así de simple!

La mayoría de las personas confunden estar emocionado o apasionado por algo en la vida, estar rodeado de buenas circunstancias (por ejemplo: salud, finanzas, familia o amor, etc.), ser rico y capaz de adquirir cosas, tener relaciones de buena calidad, etc., con ser feliz. Estos pueden darte una sensación temporal de felicidad, aún si duran unas pocas horas, días, meses o años. Pero esto no es felicidad. La felicidad no puede ser temporal. La verdadera felicidad es permanente y no depende de las circunstancias externas. De lo contrario, no puede ser felicidad porque tarde o temprano uno o más de estos elementos (su salud, finanzas, conocimiento, relaciones, etc.) van a faltar. Es solo cuestión de tiempo. En otras palabras, si tu felicidad depende de algo fuera de ti mismo, solo puedes ser feliz temporalmente y sufrirás toda tu vida.

Como en la historia del Maestro Budista Zen, la felicidad no es una meta o un destino, ¡es una decisión! O quieres ser feliz y decides ser feliz, o no lo haces. Decidir ser feliz es el primer paso y probablemente el más difícil, solo porque es difícil llegar a esta decisión cuando tus sentidos están tan sobre estimulados y abrumados con tantos estímulos que vienen de todas partes y la cantidad de información errónea que nos están dando a nosotros a toda hora a través de la educación, los libros, las revistas, las noticias, los medios de comunicación, etc. Una vez que se toma la decisión, una vez que se da cuenta de que es una decisión, entonces tienes la oportunidad, pero para llegar allá realmente debes trabajar para ser feliz a cada momento de tu vida. Simplemente tomar la decisión no es suficiente. ¡Tienes que trabajar en eso todo el tiempo! Lo mismo aplica a todas las otras virtudes como el amor, la paz, la alegría, la dicha, el éxtasis, etc.

Pero la felicidad no puede suceder por sí misma. Necesita algunos otros ingredientes. Para ser feliz, debes estar en paz. Para estar en paz, debes amarte a ti mismo. Para amarte a ti mismo, debes aprender a ser lo que realmente eres y ‘no lo que piensas que la gente piensa que eres’ o lo que tu familia, la sociedad, la religión y el gobierno quieren que seas. A medida que cavas profundamente dentro de ti, a medida que te compromete a ser feliz, y a medida que comienzas a trabajar para ser feliz desde adentro hacia afuera y no desde afuera hacia adentro, tu vida cambiará lenta, gradual y profundamente. ¡Comenzarás a florecer!

Según el Maestro Budista Zen, Thich Nhat Hanh, “Cuando estamos atentos, profundamente en contacto con el momento presente, nuestra comprensión de lo que está sucediendo se profundiza y comenzamos a estar llenos de aceptación, alegría, paz y amor ... Alrededor de nosotros, la vida estalla en milagros: un vaso de agua, un rayo de sol, una hoja, una oruga, una flor, risas, gotas de lluvia. Si vives conscientemente, es fácil ver milagros en todas partes. Cada ser humano es una multiplicidad de milagros. Ojos que ven miles de colores, figuras y formas; orejas que escuchan una abeja volando o un trueno; un cerebro que reflexiona sobre una partícula de polvo tan fácilmente como sobre todo el cosmos; un corazón que late al ritmo de los latidos de todos los seres. Cuando estamos cansados y nos sentimos desanimados por las luchas diarias de la vida, es posible que no notemos estos milagros, pero siempre están ahí ".


Autor: Mauricio Correa
Páginas Web: rutaauno.com

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