ESCULTOR O ESCULTURA?

Cuando hablamos de nosotros mismos, de quiénes somos, de lo que comúnmente llamamos "nuestras vidas", ¿somos escultores o esculturas? ¿Somos creadores o creaciones? ¿O somos los dos? Todos podríamos reflexionar fácilmente sobre nuestras vidas y llegar a la conclusión de que somos ambos. Pero no me estoy refiriendo a nuestra vida en general; sobre lo que hemos hecho en nuestras vidas o con ellas; o lo que hemos construido externamente en términos de finanzas, familia, fama, imagen, profesión, etc.; ni lo que hemos logrado profesionalmente, artísticamente o de alguna otra manera. Por el contrario, me refiero a lo que hemos construido internamente como nosotros, como individuos, como seres humanos ... quienes realmente somos dentro. Entonces, permítanme repetir la pregunta con mayor precisión: cuando hablamos de nosotros como individuos, como seres humanos, ¿somos escultores o esculturas? Antes de responder y para ayudarlo a hacerlo, le voy a contar una historia, que debe darle una perspectiva sobre cómo responder esta pregunta.

Había una vez un hombre de escasos recursos, que tenía una vida normal pero que, desde temprana edad, comenzó a trabajar en un pedazo de madera. Todos los días tallaba y trabajaba en su escultura. Después de un tiempo, alguien a quien realmente le gustó su trabajo, le ofreció comprarlo por una cantidad decente de dinero. El hombre estuvo tentado a venderla, pero lo pensó y finalmente decidió no venderla. Quería trabajar más en ella porque veía su trabajo no como terminado sino como un trabajo en progreso. Pasaron unos años y nuevamente recibió una oferta, pero esta vez, la oferta fue por mucho dinero. La oferta llegó en un momento en que definitivamente el hombre podía usar el dinero debido a su situación financiera; pero una vez más, lo pensó y, después de mucha consideración, decidió no vender y continuar con su trabajo. Según todos a su alrededor, la escultura era hermosa, pero su único pensamiento era la gran cantidad de tiempo y esfuerzo que había puesto en ella. Aunque realmente podía utilizar el dinero esta vez, no pudo venderla. Solo quería continuar con su trabajo. Al contrario de todos los demás, el no veía su trabajo como bello o perfecto, sino como un trabajo en progreso. Pasaron muchos años, y una vez más, recibió una oferta que no podía ser rechazada. Esta vez, la oferta era una gran suma de dinero, pero el hombre ni siquiera lo tuvo que pensar. La respuesta fue un rotundo "no". Después de tantos años, no había dinero que pudiera pagar por la cantidad de tiempo, esfuerzo, amor y sudor que había puesto en ese pedazo de madera, la cual era la escultura más exquisita en los ojos de todos los demás. Pero para él, no era perfecta, bella o increíble. Simplemente se había convertido en un reflejo de él ... en una parte de él.

Ahora, piensa en ese pedazo de madera como lo que has estado llamando "tu vida", como quién tu eres realmente; y piensa en el hombre como tú mismo. ¿Has estado trabajando continuamente en tu ego, carácter, temperamento, identidades, emociones, hábitos, prejuicios, valores, cuerpo, mente y energías? ¿Has estado trabajando continuamente en ti mismo para ser un mejor ser humano, para mejorarte en todo momento, para ser lo mejor que puedas ser en todos estos años? ¿O te has rendido a ti mismo hace mucho tiempo y has tomado el camino fácil al permitir que tus creencias, familia, trabajo, sociedad, religión, etc. decidan quién eres? Si has estado diciendo o pensando: "¡Un loro viejo nunca aprende a hablar!", "Así es como soy", "Soy quien soy", etc., simplemente estás reflejando que estás contento con tu forma de ser. Si estas satisfecho como eres, si estas satisfecho con la forma en que tu vida es, si estas satisfecho con la forma en que son las cosas, entonces te has rendido por completo, o al menos parcialmente. No podemos hablar de la vida como algo externo a nosotros. Somos vida! Para que tengamos una vida, debemos estar vivos. Entonces, no hay diferencia entre tú y tu vida. Por lo tanto, nunca deberíamos estar satisfechos con la forma en que somos (en que nuestra vida es) o la forma en que son las cosas. Si dejamos de trabajar en nosotros mismos, en realidad estamos parcialmente muertos, incluso si todavía estamos vivos. Simplemente nos rendimos con nosotros mismos. Una vez que dices que algo es bueno como es, ¡ese es el principio del fin! Puede que estés bien como estás, al menos según tú mismo, pero ¿crees que tu cónyuge, hijos, compañeros de trabajo, empleados, vecinos y amigos piensan lo mismo? ¿Estás haciendo sus vidas miserables en alguna escala o forma? ¿Estás difundiendo tu negatividad, miedo, resentimiento, celos, envidia, egoísmo, etc., a tu alrededor con tus palabras y acciones? En otras palabras, ¿eres parte del problema o la solución?

Nada ni nadie debe considerarse a sí mismo, o ser considerado, terminado, especial o completo. Todo debe considerarse un trabajo en progreso, independientemente de cuán completo y / o hermoso sea, porque todo, especialmente nosotros mismos, siempre tenemos margen para mejorar; y todavía tenemos el tiempo, la energía y la capacidad de cultivarnos y ser mejores, de mejorar nuestra vida y la de los demás, de mejorar las cosas y, definitivamente, de mejorar el mundo. Pasamos toda nuestra vida tratando de cambiar el exterior para sentirnos cómodos con nosotros mismos. Si un día decidimos que no nos gusta nuestro cónyuge, el trabajo, el automóvil, etc., lo cambiamos por otro; si nos sentimos no amados, entonces encontramos a alguien que nos ame; y así, seguimos cambiando y cambiando el exterior tratando de solucionar un problema que no está fuera sino dentro de nosotros. Por eso es por lo que siempre estamos inconformes con nuestros cónyuges, el trabajo, el gobierno, los líderes, la familia, etc. Si realmente queremos cambiar lo que nos está sucediendo, nuestra experiencia de la vida, debemos hacerlo cambiándonos a nosotros mismos, mirando nuestro interior, y no el exterior. Si cambiamos, si hacemos que nuestra vida sea agradable, si nos sentimos bien, el efecto dominó a nuestro alrededor puede ser y será enorme. Y hoy, durante este período desafiante que estamos atravesando, es el momento perfecto para reflexionar y tomar algunas decisiones fundamentales que pueden cambiar o transformar nuestras vidas y las vidas de tantos.

Entonces, déjame preguntarte de nuevo: ¿eres un escultor o una escultura? La respuesta más fácil es decir que somos los dos. Esto es verdad para todos. Eramos esculturas antes de ser escultores, si alguna vez fuimos escultores. Es cierto que somos el producto de la suma de nuestras experiencias de vida, incluyendo las experiencias con nuestros padres, educadores, mentores, instituciones (religiosas, políticas, ideológicas, filosóficas, etc.) y todas las demás experiencias en nuestras vidas. Entonces, desde ese punto de vista, todos somos esculturas. Pero entonces las preguntas son: ¿estás trabajando constantemente e incesantemente para convertirte en una mejor persona, un mejor ser humano? ¿Eres tú o tu vida ese pedazo de madera en la historia? ¿Te estás cultivando para hacer de tu vida (tú) la flor más bella o la fruta más jugosa? Al final, no importa cuál sea la respuesta. El propósito de estas preguntas planteadas aquí es hacerte pensar y reflexionar profundamente. En el camino del desarrollo personal (camino espiritual), no hay pesares, remordimientos o culpa por lo que hemos o no hemos hecho. Solo existe la oportunidad de crecimiento basado en nuestras experiencias, en las lecciones aprendidas. Independientemente de tu respuesta, hoy es un nuevo día, una nueva oportunidad para ser escultores, para hacer que nuestras vidas y las vidas de todos los que tocamos sean las esculturas más bellas que podamos hacer. Juntos es posible que no podamos cambiar el mundo, pero podemos cambiar una vida a la vez. ¿No es eso suficiente? Si podemos cambiar algunas vidas, el efecto dominó de eso no puede ser menos que un mundo maravilloso para las generaciones futuras. Comencemos con las nuestras y convirtámonos en buscadores de nuestro verdadero potencial. Permitamos que la luz que somos ilumine este mundo, en vez de oscurecerlo como lo hemos estado haciendo.


Autor: Mauricio Correa
Páginas Web: rutaauno.com

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